El virus de la leucemia felina (FeLV) ocupa el segundo lugar después del trauma como la principal causa de muerte en gatos, matando al 85% de los felinos infectados persistentemente dentro de los tres años posteriores al diagnóstico. El virus comúnmente causa anemia o linfoma, pero debido a que debilita el sistema inmunológico, también puede predisponer a los gatos a otras infecciones mortales.
Sin embargo, la exposición al virus de la leucemia felina no tiene por qué ser una sentencia de muerte; aproximadamente el 70% de los gatos que se infectan con el virus pueden resistir la infección o eliminar el virus por sí mismos.
Cómo se transmite el virus de la leucemia felina
La leucemia felina es una enfermedad que solo afecta a los gatos; no se puede transmitir a personas, perros u otros animales. El FeLV se transmite de un gato a otro a través de la saliva, la sangre y, en cierta medida, la orina y las heces. El virus no vive mucho tiempo fuera del cuerpo del gato, probablemente solo unas pocas horas.
El acicalamiento y las peleas parecen ser las formas más comunes de propagación de la infección. Los gatitos pueden contraer la enfermedad en el útero o a través de la leche materna infectada. La enfermedad a menudo se transmite por gatos aparentemente sanos, por lo que incluso si un gato parece sano, puede estar infectado y ser capaz de transmitir el virus.
Los factores de riesgo de su gato
La exposición a gatos infectados aumenta el riesgo de que tu gato contraiga FeLV, especialmente para gatitos y gatos adultos jóvenes. Los gatos mayores tienen menos probabilidades de contraer la infección, porque la resistencia parece aumentar con la edad. Para los gatos que solo viven en interiores, el riesgo de contraer FeLV es muy bajo. Los gatos en hogares con varios gatos o en criaderos corren un mayor riesgo, especialmente si comparten agua, platos de comida y cajas de arena.
Solo alrededor del 3% de los gatos en hogares con un solo gato tienen el virus, pero para los gatos que pasan tiempo al aire libre, la tasa es mucho mayor. Aún así, la prevalencia de FeLV ha disminuido en los últimos 25 años debido a las vacunas y las pruebas confiables.
Los gatos infectados con FeLV pueden presentar uno o más de los siguientes síntomas:
Su veterinario puede diagnosticar la enfermedad realizando un simple análisis de sangre llamado ELISA, que identifica las proteínas FeLV en la sangre. Esta prueba es muy sensible y puede identificar gatos con infecciones muy tempranas. Es importante recordar que algunos gatos lograrán eliminar la infección en unos pocos meses y posteriormente darán negativo.
Mantener a su gato en el interior y lejos de los gatos infectados es una forma segura de evitar que contraigan el FeLV. Además, se pueden administrar vacunas a gatos con alto riesgo de exposición, como los que salen a la calle o viven en refugios o criaderos. Solo los gatos que resulten negativos para FeLV deben ser vacunados, e incluso aquellos que hayan recibido la vacuna deben ser evaluados si ha habido una posible exposición al virus. La prueba no debe administrarse antes de los 30 días posteriores a la posible exposición. Según la Asociación Estadounidense de Profesionales Felinos, cualquier gato que esté enfermo debe someterse a una prueba. Eso es porque existe una amplia variedad de problemas de salud que pueden estar asociados con el virus.
Si quieres saber más sobre el tema, contacta a la Doctora Cats, y para revisión de tu pequeño.
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